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Decía Mark Twain, el famoso escritor estadounidense, que había pasado toda su vida preocupándose por grandes problemas, la mayoría de los cuales nunca sucedieron en realidad.
A lo que yo, humildemente, añado que cuando te toca enfrentarte, de verdad, a un gran problema, será uno que no te habías imaginado antes. ¿Un ejemplo? no tenemos que irnos muy lejos estos días, ¿verdad?... Si, si, lo sé. Un poco ventajista por mi parte, lo reconozco.
Nadie podía imaginar que se iba a paralizar el mundo y te ibas a encerrar en tu casa durante casi dos meses.
Nadie podía imaginar que el país se iba a detener, cerrar las fronteras y que la vida tal y como la conoces tardará en recuperar la "normalidad" bastantes meses.
Nadie podía imaginar, cuando China cerró a cal y canto una ciudad de 11 millones de personas, que en Occidente sería posible replicarlo... ¡y ya ves!
Estoy seguro que te has preocupado por muchas cosas. Apostaría a que esta, en particular, se te ha escapado.
Y aquí estamos, en una pandemia mundial, con la economía desplomándose, sin un plan concreto para salir de esta situación y con la sensación que flota en el ambiente de que las cosas se van a poner bastante complicadas en los próximos meses.
Y no puedes hacer nada para evitarlo.... ¿o si?
Mantén la Calma y sigue adelante
La situación es la que es y sobre eso nada puedes hacer. No te lo voy a negar. Que te has encontrado un obstáculo tamaño XXL en tu camino, no es discutible. Tienes (tenemos) delante de ti un gran, gran reto. Un reto que te puede dar miedo.
Miedo no solo por el virus en si, sino por los "daños colaterales" que puede provocar en tu vida. Y en tu mente también.
Te das cuenta que eres mucho más vulnerable de lo que pensabas y de que el futuro ya no parece tan “seguro” por mucho tiempo que pases preocupándote para evitar y solucionar futuros problemas, ¿verdad?
No puedes elegir el momento que te ha tocado vivir, pero si puedes elegir CÓMO vas a responder frente a ese momento. Eso si que depende exclusivamente de ti.
Tu habilidad para responder adecuadamente frente a los cambios que surgen en tu vida es directamente proporcional a la capacidad que tienes para aprender... por tu cuenta. Precisamente, esta capacidad de "auto-formación" es una de las habilidades esenciales que necesitas tener hoy en día.
Y será aún más importante en el futuro. Y "entrenar" esa habilidad depende exclusivamente de ti.
Una ley fundamental de la naturaleza es que para evolucionar tenemos que superar nuestros propios límites.
El dolor es el mensaje que utiliza la naturaleza para avisarnos de que nos acercamos, o hemos sobrepasado, nuestro límite. Aumentar nuestra fortaleza es un proceso de adaptación de cuerpo y mente en busca de esos limites... y eso es doloroso.
De la misma forma que para aumentar tu fuerza tienes que levantar cada vez pesos mayores, para aumentar tu capacidades y crecer como ser humano tienes que aprender a resolver retos mayores.
"La vida te dará lo que mereces y le importa una mierda lo que te "gusta". Así que depende de ti el asumir la responsabilidad de conectar lo que quieres con lo que necesitas hacer para conseguirlo. Y despues, hacer eso que necesitas hacer (lo que a menudo es complicado, pero es lo que produce buenos resultados) de tal forma que te merezcas conseguir lo que quieres."
Ray Dalio

Responsabilidad
Ser una persona responsable. Este es uno de los pilares en la filosofía personal de cualquier gran profesional, sea cual sea su actividad.
Cuando sale este tema en mis procesos de coaching, la mayoría de las reacciones con las que me encuentro son de rechazo y resistencia. Enfado, incluso. ¿Por qué?
Mi opinión es que asociamos ser "responsable" con ser “culpable”. Si somos responsables de la situación, es que somos los culpables de la misma. Y no soportamos ser culpables de nada negativo que nos pase. Cuando las cosas van bien no tenemos problema con esto, eso si… pero cuando pintan bastos, la culpa siempre es de otros.
Por supuesto que tu no has puesto ese obstáculo delante de ti... al menos no conscientemente.
Ser responsable o asumir la responsabilidad frente un desafío determinado es asumir que tienes la “habilidad de responder” ante esa situación, en vez de reaccionar de forma automática. Tienes la posibilidad de elegir tu respuesta. La mejor respuesta que puedas dar en ese momento.
Ahora es cuando toca recordar aquello de que cada crisis lleva dentro una oportunidad. Pero esto solo es así si tienes la mentalidad adecuada. La pregunta es: ¿cómo puedes hacer que tu vida sea lo mejor posible? Bueno, ese es tu “trabajo”. Tienes que invertir (si, es una inversión) tiempo en pensar por ti mismo, ganar claridad, revisar tus prioridades, preguntarte qué es lo que más importante para ti y por qué haces lo que haces.
Erase una vez un hombre muy, muy creyente, con una fé inquebrantable en Dios.
Un día, anunciaron lluvias muy fuertes en su comarca y todo el pueblo estaba muy preocupado por el posible desbordamiento de un río cercano. El hombre siempre le decía a sus vecinos que él estaba muy tranquilo porque sabía que Dios nunca le abandonaría.
Un par de días más tarde seguían las fuertes lluvias y una patrulla de la policía recorría el pueblo recomendando a los vecinos que desalojaran sus casas como medida de precaución. Cuando llegaron a casa de nuestro hombre, este les dijo que se quedaba, que Dios le protegería.
Pocos días después, el río se desbordó. El agua entró en las casas inundando las plantas bajas. Nuestro hombre se asomó a la ventana de la primera planta cuando vio llegar una zodiac de la Cruz Roja que venía a rescatarlo. Pero una vez más se negó a evacuar. Dios nunca le abandonaría.
Al día siguiente la situación ya era crítica. La riada cubría toda la casa excepto el tejado. Allí se subió el hombre, y allí le encontró el helicóptero de la Guardia Civil que habían enviado para rescatarlo, apoyado a la chimenea, tiritando. De nuevo se negó a marcharse; insistía una y otra vez en que Dios nunca permitiría que muriese ahogado.
Un día más tarde, cuando el helicóptero regresó, la casa había desaparecido bajo las aguas y no pudieron encontrar ni rastro del hombre.
Al llegar al cielo, nuestro hombre no podía aceptar lo que acababa de suceder. Se encontraba entre sorprendido, decepcionado y enfadado… muy, muy enfadado. Al encontrarse cara a cara con Dios, le dijo muy alterado:
¡ Pero Señor, Dios mío! ¿cómo es posible que me hayas abandonado? A mí, que siempre he creído en tí !!!
A lo que Dios le respondió:
¿Que te he abandonado?, ¿que yo te he abandonado? Pero si te envié a la Policía, a la Cruz Roja y a la Guardia Civil. ¿Qué más querías que hiciera?
Es genial el poder aprender de los maestros, pero no puedes esperar que tomen tus decisiones por ti, ni que hagan el trabajo por ti. Si lo hacen, entonces no son verdaderos maestros, para empezar.
Tu misión es buscar, escuchar, mirar, analizar, experimentar y aprender con lo que esté presente, en cada momento, en tu vida. Sea lo que sea. Toma tus propias decisiones. Sé responsable.
Ser Responsable:
Hacer lo que necesitas hacer (aunque sea difícil)
No es "tener la culpa de lo que te pasa" o "no poder cometer errores".... Es simplemente enfocarte en qué es lo que hay que hacer, y hacerlo.
Tu trabajo es encontrar las respuestas para el reto que tienes delante en cada momento.
No buscar excusas
Aquellos que tienen éxito en cualquier ámbito (deporte, negocios, vida personal….) han comprendido que eventos negativos les ocurren a todos y que es su responsabilidad el construir la vida que quieren, afrontando cualquier obstáculo o desafío que se les presente.
La pregunta que puedes hacerte es:
¿Asumes tu responsabilidad en la vida o tiendes a buscar "culpables" externos para justificar que las cosas no son como tu quieres?
“Entre el estímulo y la respuesta hay un espacio. En ese espacio está nuestro poder para elegir nuestra respuesta. En nuestra respuesta radica nuestro crecimiento y nuestra libertad”
Viktor Frankl
Tienes una gran oportunidad para observarte, para entender qué quieres y porqué lo quieres.
Para establecer prioridades.
Para entrenar tu mente, tu habilidad de responder ante los eventos.
Para hacer cada vez más grande ese espacio que hay entre el estímulo y la respuesta.
¿La vas a aprovechar?
Un poquito de trabajo personal:
¿Cuánto tiempo dedicas a la semana a trabajar “en ti”?
¿Tienes ese tiempo reservado de forma específica? ¿Lo tienes agendado?
¿Qué puedes hacer para subir un nivel más y potenciar este trabajo interno?
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